Taxidermia, la novela de Francisco Antonio Carrasco


Francisco Antonio Carrasco sobre Taxidermia:
Taxidermia es una colección de veintiún cuentos actuales de corte realista en los que la fantasía acaba muchas veces imponiéndose a la propia realidad, en los que la obsesión triunfa generalmente sobre la cordura; veintiún cuentos de desconcierto y desajuste ante la vida, de impotencia ante un mundo que no podemos controlar. En fin: una metáfora de la incomunicación humana. Y es que, en el fondo, todos necesitamos un taxidermista para naturalizar la vida a nuestro antojo.

Celos
AMABA A MI PADRE. Era su hija predilecta. En las recepciones a los reyes y embajadores de otros países, me exhibía orgulloso sobre sus piernas mientras mi hermana permanecía sentada en el suelo a nuestro lado como una perrita. Todo eran mimos, carantoñas y regalos. Amaba a mi padre, sí. Sobre todas las cosas. Y él me correspondía. Fueron unos años verdaderamente maravillosos.La muerte de mamá lo trastocó todo. Al principio se salía a pasear atormentado a la muralla y se recreaba en la contemplación de los astros. Hay quien dice que aullaba a la Luna. No había modo alguno de apaciguar su dolor. Por más que lo intentáramos. Luego, fatalmente trastornado, se dedicaba a perseguir como un sátiro a cualquier mujer que se cruzaba en su camino por las galerías del castillo. Hasta que, en el colmo de la ignominia, penetró en la alcoba de mi hermana –¡mi hermana!– y la violó brutalmente. Lo descubrí por casualidad, y luego, desde una rendija de la puerta, que no se preocupó de cerrar, observé con horror y vergüenza cómo la poseía. Desde entonces, cada noche acude puntual a su cita. Y, ajenos al escándalo que provocan entre los súbditos, se aman, ríen y beben como animales.
Ahora lo odio. Sin mesura. Porque todas las noches, a pesar de que le dejo la puerta entreabierta y lo espero desnuda sobre el lecho, pasa de largo ante mi alcoba.
Madre
LLEVABA AÑOS BUSCÁNDOLA. Ahora, por fin, sabía que estaba en Barcelona. Se lo había dicho la tía Julia. Entre lágrimas, nerviosa. “Javier, por favor, no vayas a verla –le suplicó, sin embargo, aferrándose a sus manos–. Sabes que ha sufrido mucho. Podrías hacerle daño”. “No te preocupes, no iré”, le prometió él, tratando de arrancarle la dirección.
Efectivamente, había sufrido mucho, pero era su madre, así que decidió ir a verla. Había huido de casa cuando él era un niño. Sabía que vivía a salto de mata, cambiando continuamente de pareja. Ahora estaba con un camionero bruto y celoso como nadie... Pero era su madre.
Preparó el viaje meticulosamente. Intentó recrear el encuentro. Imaginó mil escenas distintas. Ambos llorando, besándose, perdonándose. Por fin, viajó. Nervioso, se quedó parado un momento ante la puerta, respiró profundamente y tocó el timbre. Al poco, salió una mujer a abrirle. No había duda: era su madre. Demacrada, vieja, machacada por el alcohol, pero era su madre. Lo notó en un destello fugaz de la mirada. Entonces se lo dijo, temblándole la voz: “Madre”. De pronto, apareció un hombretón feo y grande tras ella. “¿Quién es éste”, le preguntó. “Un chalado que dice que es mi hijo”, respondió ella, cerrándole la puerta en las narices.

Francisco Antonio Carrasco nació en Belalcázar (Córdoba) en 1958. Ha escrito tres libros de cuentos: El silencio insoportable del viajero y otros silencios (Huerga y Fierro, Madrid, 1999), La maldición de Madame Bovary (Huerga y Fierro, 2007) y Taxidermia (El Páramo, Córdoba, 2011). Con el primero de ellos quedó finalista de los premios de la crítica andaluza y nacional en el año 2000. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, lleva más de 27 años dedicado al periodismo. Actualmente es jefe de Cultura del Diario CÓRDOBA y coordina el suplemento cultural Cuadernos del Sur. Es miembro fundador de la Asociación Cultural Mucho Cuento, dedicada a la promoción de la narrativa corta.
Fuente: http://elsindromechejov.blogspot.com/

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